Carlos Moro ha creado uno de los grupos bodegueros cualitativos más importantes a nivel nacional e internacional, caracterizado por la pasión y cuidado de la tierra, la innovación permanente y la búsqueda de la excelencia como norma de la casa. Una búsqueda que le ha llevado a estar presente en seis denominaciones de origen importantes de nuestro país: Ribera del Duero, Rioja, Rueda, Toro, Cigales y Ribeiro, a través de nueve bodegas, incluyendo vinos sin alcohol.
Desde hace décadas elaboro mis vinos especiales con mis iniciales. Son vinos de autor que reflejan mi compromiso con la búsqueda de la excelencia enológica y mi pasión por el terruño, transmiten mi gusto personal y manera de elaborar.
Destaca mi colección de vinos de finca. El primero de ellos fue el CM Finca Las Marcas, de la Denominación de Origen Rueda, un verdejo fermentado en barrica de una finca de suelo arenoso en Villalba de Adaja (Valladolid). En el caso de Toro, estamos frente a una parcela de 130 años con unas calidades excepcionales que se transforman en el CM Finca Valmediano. Del paraje de Valdehierro, en Cigales y de la finca del mismo nombre, llega precisamente el CM Valdehierro. Para el de la D.O. Rioja, CM Viña Garugele, un viñedo centenario que, como todos, se elabora de forma separada y sigue un protocolo muy especial. Pero que, además, fue certificado como Singular por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación en 2019. Gracias a mi pasión por Galicia encontré el pago San Cibrao, a orillas del río Miño, y de donde surge CM Finca San Cibrao. Por último, este recorrido enológico nos lleva a la Ribera del Duero donde el Picón de Zurita hace las delicias de los paladares más exquisitos. Sus uvas proceden de las viñas más icónicas de nuestra familia y anteriormente a ello, de los Jesuitas que cultivaron esa tierra en el meandro del Duero que tiene la Denominación de Origen Ribera del Duero en su margen derecha del mismo.
Mención especial merece Rento, pues además de llevar mi firma, lo elaboro de forma artesanal y muy a mi gusto. Es el que tiene más de mí, porque duermo gran parte de al año a pocos metros de sus barricas. Lo elaboro en Bodega Renacimiento, casa y bodega familiar, con una producción de apenas 15.000 botellas cada añada.